Protección Contra Rayos y Truenos: Los Pararrayos

Durante una tormenta eléctrica, la seguridad es primordial. Y un elemento crucial para garantizarla es la presencia de pararrayos en los edificios. En este artículo, exploraremos qué son los pararrayos y cómo funcionan para protegernos de los estruendosos rayos y truenos que acompañan a las tormentas. Descubriremos la importancia de estos dispositivos y su evolución a lo largo de la historia.

La Importancia de los Pararrayos

Los pararrayos son dispositivos diseñados para atraer y conducir los rayos hacia el suelo de manera segura. Durante una tormenta, la acumulación de carga negativa en las nubes atrae la carga positiva en la superficie de la Tierra. Los pararrayos se ubican estratégicamente en los edificios más altos de una zona para provocar que los rayos caigan sobre ellos. Contrario a lo que se podría pensar, estar dentro de un edificio con un pararrayos no representa ningún riesgo, ya que estos dispositivos canalizan la energía eléctrica del rayo hacia el suelo sin afectar a la estructura del edificio ni a las personas.

Cómo Funcionan los Pararrayos

La clave del funcionamiento de un pararrayos radica en su capacidad para atraer los rayos y dirigir su energía. Estos dispositivos están equipados con un cable altamente conductor que recorre el edificio desde la parte superior hasta el suelo. Cuando un rayo impacta en el pararrayos, este cable se encarga de llevar la electricidad hacia tierra firme. Bajo tierra, un sistema de cables y bobinas se encarga de disipar la energía del rayo de manera segura. Así, se evitan destrozos y se protege a las personas que se encuentran dentro del edificio.

Evolución de los Pararrayos

Aunque los pararrayos parezcan dispositivos simples en la actualidad, su historia es fascinante. Fue en 1752 cuando Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, realizó un experimento que cambiaría la forma en que entendemos los rayos. Franklin, volando una cometa durante una tormenta, logró atraer electricidad estática desde el cielo hacia una llave metálica. Al almacenar esta energía en una botella de Leyden, un dispositivo para almacenar electricidad, Franklin demostró que la electricidad generada por los rayos era idéntica a la electricidad terrestre.

Tipos de Pararrayos

Inicialmente, los pararrayos eran barras de metal de entre 5 y 10 metros de altura, terminadas en puntas de cobre o platino. Aunque esta forma era efectiva, tenía un inconveniente. Nikola Tesla, a principios del siglo XX, notó que la punta del pararrayos ionizaba el aire a su alrededor, lo que convertía al aire en un conductor. Esto podía desviar la energía del rayo en direcciones impredecibles. Para solucionar este problema, en 1918 se desarrolló el pararrayos de punto de captación con base amplia, mucho más seguro que su predecesor. Este diseño evita la ionización del aire y garantiza una conducción segura de la energía del rayo.

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